PENSAMIENTO ANÓNIMO
Un día, mis años de juventud se vieron coronados
de sienes blancas, la madurez había llegado, como podría yo tomar ese cambio,
tan importante en mi vida, mis sueños se hicieron realidad, pero no contaba yo,
con el tiempo transcurrido, mi galopante correr tras ilusiones vanas se vieron disminuido, mis pasos más
lentos y más, firmes, remplazaron la
loca carrera juvenil que la vida puso en mi una soleada carrera de verano y
queriendo vivir intensamente;
Corrí tras ilusiones
creyendo alcanzarlas
Corrí tras el viento
queriendo estrujarlo contra mi pecho
Corrí tras el sol queriendo
retenerlo entre mis manos
Corrí tras la vida creyendo
que vivía
Corrí tras la muerte
creyendo que moría
Y sucedió un día
Que tantas ilusiones que
alcance
Que tanto viento que estruje
Que tanto sol que retuve
Que tanta vida que viví
Que tantas veces que morí
Se escurrieron entre mis
manos cual diáfana gota de agua, disipando la niebla de mis dudas, y, pude disfrutar de un amanecer y contempla
lo bello de un atardecer, y comprendí los días nublados y valore los días soleados,
entonces comencé comprender la vida y acariciar la muerte.
Por eso a esta edad que de
juventud creemos, inagotable, no es más que paso ascendente con sienes canas de
lo que será la blancura, que representa la sapiencia y leves marcas que serán
arrugas de experiencia.
La calma llegara a mi ansiedad,
la vida entenderá con claridad el ideal que mi vida alcanzara y con esto la
vejez me tocara y consecuencia lógica vida el cambio con la muerte llegara,
quisiera que cuando esto suceda me encuentre de pie con mi ideal cumplido, mi
corazón tranquiló, con mi vida en la mano entonces le susurrare al oído, vamos
muerte sigamos adelante, ya he cumplido es cuanto,
Ya mis hermanos me esperan
para ocupar mi columna en el eterno oriente.